Estos dias fueron y siguen siendo propiedad de la indiferencía. Nada que decir. Nada para pensar. Nada que haga sospechar de intrigas que no existen. Si no he dado señales de vida es por que no hay eventos de relevancia en la planicie de mi vida, a exepción de uno, que no amerita ser comentado mas allá las pocas palabras que le dedicaré. Por que bueno, resulta que en el fondo ellos si me escuchan, no me leen, pero escuchan lo que exhalo y recuerdan lo que digo Entonces repitan su nombre, y lo repitieron y no hay nada más que pedir, salvo desde luego, que el destino me haga prescindir de confesiones como aquellas.
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